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- Nuria, es todo muy grave esto que ha dicho.
- Si, si, si
- Bueno, yo quería que me contestaras a lo que yote preguntaba. Que además, era referente a lo que ha dicho, lo que nos hacontado Pepi ahora, ¿no?
- Bueno, y si luego si os parece voy a retomar eltema de los mellizos, ¿vale? Yo he hablado con Rocío esta tarde y le he pedidopermiso para venir a contar unas cosas, puesto que, no es mi hijo el que estaseñora nombra, sino que es el suyo. Me ha dicho: "por mi parte tienesautorización a contarlas”
¿Interesante? Bueno, como haymucha tensión, vamos a bailar unos politonos para relajarnos... Señores, esto estelevisión. Y ¡qué televisión! El debate está abierto y aunque algunos (losmedios de comunicación) se empeñen en decirnos que se rigen por unos límitesmorales y éticos, sólo hay que encender la televisión para darse cuenta de laverdad. Todos los días nos vemos sometidos a un sinfín de temas macabros,imágenes impactantes e inmersos en vidas ajenas que no nos aportan nada (o almenos nada bueno). Y qué más da si sobrepasan la ética y la moral humana, esovende. Y cuando el dinero llama... hay que dejarle pasar.
Pero nosotros, los televidentes,no somos las víctimas, sino que participamos del juego inmoral que nos proponen.¿Te has enterado de lo último entre la Estaban y la Campanarios? Se nos cautivapor el morbo y la escenificación. De una disputa de viejas se hace, entelevisión, una guerra eterna. La música y la narración que acompaña a muchos “reportajes”(en especial, los del corazón) nos atrapa. Nos acercamos a la pantalla, subimosel volumen para enterarnos bien y cuando acaba no puedes evitar dejar escapar un¡Qué fuerte, donde vamos a llegar! Los televidentes somos hipócritas: somosconscientes de la morbosidad de los medios, la rechazamos moralmente, pero a suvez hay una demanda por nuestra parte. Así es cómo no paran de nacer programastransgresores.
Pero los no-límites no sóloafectan a los programas del famoseo. En los informativos se hace más mella enla declaraciones de personas que en la información. Todo acompañado porimágenes impactantes. Por ejemplo, un tema que, por desgracia, es muy frecuenteen los informativos es la violencia de género. Se informa de quién y cómo hamatado a quien, exponiendo imágenes de charcos de sangre o del arma homicida,luego se remarca la noticia con los llantos de los familiares, insultos alasesino y declaraciones morbosas. Y asíes como se construye una noticia de pie de calle.
Son muchos los ejemplos de cómose sobrepasan los límites de la televisión: no se respeta el horario infantil,no se cuidan los contenidos, se anula la capacidad de crítica de las personas ycomo estos muchos más. En nuestras manos está exigir límites.
M. Rodés
