La pregunta es clara, sin embargo la respuesta queda fundada por un mar de opiniones que dejan entrever que, la mayoría de los medios de comunicación actuales, se rigen por el dinero. Por obtener el mayor margen de beneficio gracias a la emisión de programas que en muchos casos atentan directamente contra la ética y la moral (dos de los conceptos que se mencionan notablemente en esta práctica) En lo relativo a la televisión se ha llegado a un punto donde lo más morboso e íntimo de las personas, es lo que más vende. Ciertas cadenas como por ejemplo Telecinco han incorporado en los últimos años a su parrilla televisiva programas que lo único que fomentan es una sociedad banal donde el qué dirán, las apariencias y lo más personal de la gente cuenta por duplicado. Lo que parecían argumentos que definían a los medios de comunicación de otros países como Italia o Estados Unidos, poco a poco se van introduciendo en nuestras vidas. Además, lejos de rechazarlos o mostrarnos reacios a ellos, fomentamos más su emisión ya que aún sabiendo que atentan contra la ética y la moral, los encontramos entretenidos en múltiples ocasiones. Suena fuerte, pero es la cruda realidad. Como bien he señalado antes, conceptos como ética y moral, han quedado relegados a un discreto segundo plano ya que pocos son los programas o medios que los respetan al cien por cien.
Todo esto además, cuenta con el aliciente de las características socioculturales que definen hoy en día a la gente. Vivimos marcados por el estrés, las aglomeraciones y el trabajo. Deseamos llegar a casa tras una dura jornada y si por casualidad la programación que dan ese día por la televisión está bien fundada, perfecto. Pero si es el caso contrario, tampoco hacemos nada. Del mismo modo que si nos pareciera interesante, nos sentaríamos en el sofá para empaparnos de programas e historias que no nos llevarán a nada. Bueno, una a cosa sí, únicamente a fomentar día tras día este tipo de programación que deja a las personas en el último lugar posible. No se tienen en cuenta sus sentimientos u opiniones, los medios de comunicación actuales están cortados por el mismo patrón. Un patrón que lleva a la obtención del mayor margen de beneficio posible.
Por lo tanto nos encontramos en un circuito sin salida donde claramente no está diferenciado si estos programas los fijan los medios de comunicación por su propio interés o realmente los demanda la sociedad. Ya de manera más personal solo me queda añadir que la programación actual está tocando límites que ni en sueños, hace unos años, se nos hubieran ocurrido. Y que todo esto sigue adelante debido al conformismo de la gente que vivimos de ellos o que nos importan en mayor grado. Los límites se han sobrepasado y lo más triste es que no hacemos nada para evitarlo.
Lara María Franco Andrés
